DISTURBIA

Lucía vivía en un pequeño pueblo rodeado de un palacio en ruinas. Desde que era niña, Lucía había desarrollado una obsesión por el tiempo, y siempre llevaba consigo un reloj de bolsillo antiguo que había encontrado en las salinas cerca de su casa. El tic-tac constante de su reloj le proporcionaba cierta paz en medio de su desequilibrio mental.

Lucía vivía en un mundo donde las voces susurrantes y las presencias invisibles eran una constante en su vida. La única forma en que podía soportar esta realidad era con el constante tic-tac de su reloj de bolsillo, que la reconfortaba. Pero su obsesión por el tiempo se convirtió en algo más que una simple afición. Pronto se dio cuenta de que estaba atrapada en un bucle temporal, donde no sabía en qué época vivía. Y mientras exploraba el palacio en ruinas, las voces se hacían más fuertes y las presencias más invasivas, haciéndola llorar de miedo y desesperación. Pero a pesar de todo, no podía dejar de buscar pistas sobre el pasado y los secretos que el palacio escondía. A medida que su obsesión se intensificaba, se sumergía cada vez más en un mundo de locura y desequilibrio, incapaz de escapar de su propia mente atormentada.